sábado, 22 de octubre de 2011

ORACIÓN V JORNADA

Contemplar cartel de esta Jornada, obra de María.

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“Aquello que para la oruga es el fin del mundo, para el mundo es una mariposa” (Lao- tsé)

Juanjo Simón y Antonio Agua en el comienzo de la jornada.

Todo Cambia  (Mercedes Sosa)
   

Cambia lo superficial
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo

Cambia el clima con los años
Cambia el pastor su rebaño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño

Cambia el mas fino brillante
De mano en mano su brillo
Cambia el nido el pajarillo
Cambia el sentir un amante

Cambia el rumbo el caminante
Aúnque esto le cause daño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño

Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia

Cambia el sol en su carrera
Cuando la noche subsiste
Cambia la planta y se viste
De verde en la primavera

Cambia el pelaje la fiera
Cambia el cabello el anciano
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño

Pero no cambia mi amor
Por mas lejo que me encuentre
Ni el recuerdo ni el dolor
De mi pueblo y de mi gente

Lo que cambió ayer
Tendrá que cambiar mañana
Así como cambio yo
En esta tierra lejana

Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia

Pero no cambia mi amor...


 
PADRE NUESTRO  (Déjanos hacer con tu nombre una herramienta de esperanza...)

Padre nuestro que estás en los lugares donde aparece la bondad.

Déjanos hacer con tu nombre una herramienta de esperanza.

No nos dejes caer en la tentación de no decir lo que pensamos.

Dadnos hoy la ilusión necesaria para subsistir el día a día.

Y líbranos de no creer en las palabras que estamos pronunciando.


Versículos sálmicos de Esperanza 
 (Seleccionar y proclamar espontáneamente)
    

39:8 Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda?
Mi esperanza está puesta sólo en ti:
 
33:18 Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de hambre.


33:20 Nuestra alma espera en el Señor:
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Nuestro corazón se regocija en él:
nosotros confiamos en su santo Nombre.
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti.

Me dejo llevar por la nostalgia:
¡cómo iba en medio de la multitud
y la guiaba hacia la Casa de Dios,
entre cantos de alegría y alabanza,
en el júbilo de la fiesta! 
 
42:6 ¿Por qué te deprimes, alma mía?
¿Por qué te inquietas?
Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias,
a él, que es mi salvador y mi Dios.
 
42:7 Mi alma está deprimida:
por eso me acuerdo de ti,

142:2 Invocaré al Señor con toda mi voz,
con toda mi voz suplicaré al Señor;
expondré mi queja ante él,
expresaré mi angustia en su presencia.
142:4 Ya se me acaba el aliento,
pero tú conoces mi camino:
en la senda por donde voy
me han ocultado una trampa.
142:5 Miro a la derecha, observo,
y no hay nadie que se ocupe de mí;
ya no tengo dónde refugiarme,
nadie se interesa por mi vida.
142:6 Por eso clamo a ti, Señor,
y te digo: "Tú eres mi refugio,
mi herencia en la tierra de los vivientes".
142:7 Atiende a mi clamor,
porque estoy en la miseria;
líbrame de mis perseguidores,
porque son más fuertes que yo.
142:8 Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu Nombre:
porque los justos esperan
que me concedas tu favor


61:2 ¡Dios mío, escucha mi clamor,
atiende a mi plegaria!
61:3 Yo te invoco desde los confines de la tierra,
mientras mi corazón desfallece.
Condúceme a una roca inaccesible,
61:4 porque tú eres para mí un refugio
y una fortaleza frente al enemigo.
61:5 ¡Que yo sea siempre un huésped en tu Carpa
y pueda refugiarme al amparo de tus alas! 
 
Susténtame conforme a tu palabra, y viviré;
y no quede yo avergonzado de mi esperanza.

91:1 Tú que vives al amparo del Altísimo
di al Señor: "Mi refugio y mi baluarte,
mi Dios, en quien confío".
91:3 Él te librará de la red del cazador
y de la peste funesta;
91:4 te cubrirá con sus plumas,
y bajo sus alas te refugiarás.
91:5 No temerás los terrores de la noche,
ni la flecha que vuela de día,
91:6 ni la peste que acecha en las tinieblas,
ni la plaga que devasta a pleno sol.

91:9 porque hiciste del Señor tu refugio
y pusiste como defensa al Altísimo.
91:10 No te alcanzará ningún mal,
ninguna plaga se acercará a tu carpa,
91:11 porque él te encomendó a sus ángeles
para que te cuiden en todos tus caminos.
91:12 Ellos te llevarán en sus manos
para que no tropieces contra ninguna piedra;

91:13 caminarás sobre leones y víboras,
pisotearás cachorros de león y serpientes.

Oráculo del Señor
91:
14 "Él se entregó a mí,
por eso, yo lo libraré;
lo protegeré, porque conoce mi Nombre;
91:15 me invocará, y yo le responderé.
Estaré con él en el peligro,
lo defenderé y lo glorificaré”;



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